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Santa Rosa de Aguán, Colón.- A más de 500 kilómetros de Tegucigalpa, la capital, escondida entre las montañas y plantaciones de palma africana que se encuentran a lo largo del Bajo Aguán, en el departamento de Colón, se encuentra la comunidad garífuna de Santa Rosa de Aguán, un pueblo que hace quince años fue protagonista del más fuerte meteoro que asolara a Honduras y que ahora lucha por no ser “tragado” por el mar ni ignorado por sus autoridades.

 

La travesía para llegar a ese municipio y descubrir cómo están quince años después del paso del huracán y posterior tormenta tropical Mitch, en octubre de 1998, incluye el recorrido parcial y total de al menos cinco departamentos, entre ellos Francisco Morazán, Comayagua, parte de Cortés, Yoro y Atlántida hasta caer a Colón.
 

A lo largo de los más de 500 kilómetros recorridos, se encuentran decenas de comunidades como La Barca, El Progreso, Santa Rita, Abisinia, El Tigre, Zamora, La Bolsa, El Salto, Los Planes, Saba, Jutiapa, Satuyé, Sambo Creek, Taujca, Salamá, Tela, La Ceiba, Tocoa y otras tantas más que permiten al viajero admirar la belleza natural que envuelve a Honduras, sus cerros, montañas, ríos, valles, aldeas y caseríos.
 

Todos esos rincones se recorren en un promedio de doce horas hasta el desvío que conduce a Dos Bocas, una de las aldeas de Santa Rosa de Aguán, en tierra firme, ya que el municipio como tal se encuentra al otro lado del río de la barra del Aguán y al cual se llega por medio de una barca o lancha de motor en 15 minutos.
 

Mientras se alistan los motores para iniciar el viaje al pueblo, entrada la noche, la calma del río y la fresca brisa permiten divisar a lo lejos un cielo nutrido de estrellas con sus respectivas constelaciones bien formadas, como si abrazaran un hermoso pueblo que inició hace tres años un proyecto de adaptación al cambio climático para no volver a enojar al mar y evitar que se los trague.
 

De una belleza fascinante, que evoca el arribo de los garífunas a Honduras hace más de 200 años, Santa Rosa de Aguán, conserva en su mayoría sus típicas casas de madera con chozas de palma, aunque otro tanto son de adobe o de ladrillo, con rasgos más modernos y menos rurales.
 

Se acaba la pesca
 

Sus calles de arena se aprecian mejor al despuntar el sol y recorrer sus callejones hasta caer a la playa, donde un imponente mar, de un color azulado hospeda a la distancia a un grupo de pescadores aguaneños que faenan en búsqueda de pescado u otros productos marinos que son parte de su dieta alimenticia básica.
 

“Pero ahora casi ya no hay mucha pesca, antes teníamos bastante producción, pero todo ha venido bajando. No sé a causa de qué, pero creemos que está relacionado con el cambio climático; lo demás, yo no sé, sería cosa de Dios”, relata a Proceso Digital, Claudina Gamboa, una líder garífuna comunitaria protagonista de un interesante proyecto de adaptación al cambio climático.


 

Ese proyecto que concluyó el año pasado y fue promovido por Naciones Unidas, el Programa de Pequeñas Donaciones y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), consistió en la recuperación de una de las principales barreras naturales de protección como son las dunas o montañas de arena, además del uso de técnicas de reciclaje que hoy aplica la comunidad para tener limpia la playa y el pueblo mismo.
 

“Cuando el (huracán) Mitch esto quedó pelado, quedó horrible, se nos dijo que no podíamos vivir aquí porque era demasiado vulnerable y que el mar siempre iba estar entrando porque ya no tenía como taparse. Pero vino gente de la ciudad (Tegucigalpa) a ayudarnos y a enseñarnos como protegernos del cambio climático”, agrega Claudina Gamboa, a quien no le gusta el bullicio de la ciudad y prefiere vivir en Santa Rosa de Aguán aunque la vida ahí no dé para tanto.
 

Según la Encuesta sobre Necesidades de Recuperación Temprana realizada por Naciones Unidas en el 2010, las principales amenazas que se ciernen sobre esta comunidad garífuna son las inundaciones provocadas por el Río Aguán, las tormentas tropicales, los huracanes, los vientos huracanados y los sismos.

A ello se suman las amenazas procedentes del cambio climático como el alto nivel de erosión costera, aumento del nivel del mar, los extensos períodos secos, el alza de las temperaturas y los incrementos con frecuencia de los eventos hidrometeorológicos.
 

Una historia ligada al mar
 

Las más de 400 familias que viven en Santa Rosa de Aguán son conscientes de esos riegos, son parte de su historia y de su conexión con el mar. De ahí que iniciaran el proyecto de recuperación de dunas costeras para empezar a adaptarse a las adversidades y hasta ahora, lo están logrando.
 

Santa Rosa de Aguán es un ejemplo de adaptación al cambio climático, pues no solo han logrado recuperar sus montañas de arena, sino que construyeron barandales para que la gente los utilice en su camino a la playa a fin de no destruir esta barrera natural que permite detener la fuerza de las olas del mar o del viento.
 

A sus 80 años, don Ricardo Norales, comenta a Proceso Digital que “ahora, con la recuperación de las dunas y su vegetación, ya el viento no entra a nuestras casas como antes y el mar se detiene, pero sabemos que debemos hacer más, que debemos unirnos más para evitar que se repita la tragedia del Mitch”.

 

Como sobreviviente y afectado directo del meteoro, don Ricardo comenta que él tenía un restaurante y el día del huracán “el mar estaba inquieto, yo me fui a Tocoa a comprar víveres porque ya anunciaban la tormenta, pero ese día llovió tanto que perdí todo, me quedé en la calle y hasta ahora Dios me ha protegido”.
 

“La infraestructura de Santa Rosa cambió por completo, el Mitch destrozó la pujanza de este pueblo, no nos hemos podido levantar. Aquí vinieron cantidades de ayuda extranjera pero rápido se iban porque les dijeron que éramos un pueblo vulnerable, se fueron y no nos dejaron nada”, agregó.
 

Históricamente esta comunidad ha sido impactada por eventos meteorológicos, afectando las viviendas y los medios de su vida. Registros del Servicio Meteorológico de Honduras registra de 1870 a 2010 al menos 25 huracanes directos y 5 indirectos que han afectado a Santa Rosa de Aguán, así como 18 tormentas tropicales directas y 4 indirectas.
 

La única huella física post Mitch que se encuentra en Santa Rosa de Aguán es la construcción de una colonia llamada La Planada a 1.5 kilómetros del municipio, caminando por la playa. La cooperación construyó esa colonia pero sin tomar en cuenta la idiosincrasia del pueblo aguaneño, lamentan sus pobladores.
 

Un mural de historia
 

Con el proyecto de reforestación de dunas, las cuales crecen y se regeneran imponentes a lo largo de la costa marina de Santa Rosa de Aguán, vino otra iniciativa surgida del seno de la población: un proyecto de reciclaje para recolectar y clasificar la basura para tener limpia la comunidad.
 

El trabajo, producto de un amplio voluntariado dirigido en su mayoría por mujeres y jóvenes, logró desarrollar en los habitantes de esa comunidad garífuna una vocación de limpieza envidiable, la basura no existe y de vez en cuando se ve a los adultos mayores recogiendo bolsas o botes que venden a los recicladores y así mantener aseada la zona.


 

“Hemos aprendido a reciclar y a la gente le gusta eso porque nuestros ancianos dicen que así, teniendo limpia la playa y la comunidad, el mar no se enojará más con nosotros, porque el mar no le gusta que le ensucien la playa”, explicó la líder garífuna Gamboa.
 

Ellos recuerdan mucho el trabajo hecho por Naciones Unidas, el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) y Cosude, al grado que recuerdan a sus promotores, cuentan anécdotas de cómo empezaron, bajo el recelo de los pobladores que les decían: “viejas locas que hablan de medio ambiente, busquen qué hacer en sus casas”.
 

Pero fueron venciendo esas resistencias y ahora, aunque la cooperación no existe más y no tiene visos de regresar, ellos protegen sus barandales o puentes de paso para que el sistema de dunas no se dañe, dibujaron un hermoso mural en el centro comunal con productos de reciclaje como una forma de contar sus vivencias, recordar las acciones y reclamar, en silencio, que se encuentran abandonados.
 

En ese mural se aprecia la belleza de sus mujeres, las labores sobre las cuales habita la comunidad como la pesca, el coco, la agricultura, el mar, el sol que anuncia luz y cambios, los niños que representan la esperanza y el deseo de un pueblo por salir de la postración en que se encuentra. Ahí no llegan los bonos solidarios de las últimas administraciones, por citar algo.
 

Santa Rosa de Aguán es un pueblo habitado en su mayoría por gente muy mayor, muchos de sus habitantes emigraron a otras ciudades del país o a Estados Unidos en busca de un mejor futuro, tras la desolación que dejara el huracán.
 

No obstante, ellos se jactan de vivir en uno de los municipios más seguros en el conflictivo departamento de Colón. Sus niños y jóvenes que corretean por la playa al salir de la escuela o el colegio, son portadores de esperanza, de dignidad y de ejemplo de un pueblo enterrado, olvidado, pero dispuesto a florecer en medio de la adversidad.
 

Ese espíritu y esa lucha que caracteriza a las comunidades garífunas de Honduras, causa nostalgia cuando se emprende el camino de retorno, por unas polvorientas calles que desde la aldea en tierra de Dos Bocas comunica nuevamente a la carretera principal…atrás queda el mar, las dunas, el mural y un pueblo que al saberse visitado expresa en garífuna: “buiti Achuluruni”, que en español significa ¡Bienvenido!

A partir del año 2006 se empezaron a notar los cambios significativos en los caudales de agua, del rio Aguán, debido a la obstrucción de los canales de alivio localizados en el sector de Corocito, Municipio de Bonito Oriental, provocado por empresas privadas interesadas en establecer cultivos de palma aceitera y fincas bananeras a expensas de los daños ambientales y a la vida humana que esto provocaría, y a vista y paciencia de funcionarios que hicieron caso omiso a las múltiples denuncias de los pobladores de las comunidades afectadas.

 

No obstante, producto de las presiones ejercidas, se logró que en el año 2009 se contrataran los servicios de una empresa constructora para el dragado de 12 kilómetros y tapado del boquete que desviaba el curso del Rio Aguán, acción que se vio fracasada pues con la primera tormenta se abrió de nuevo el boquete, dejando en evidencia la mala calidad del trabajo realizado.

 

En el año 2010, el Congreso Nacional emite el Decreto de Emergencia PCM-013-2010 en base al cual la Secretaría de Obras Públicas Transporte y Vivienda (SOPTRAVI) firma el Contrato N° 0083/ CO/DGC/SOPTRAVI/2010 con la empresa Constructora CORDON´S HEAVY EQUIPMET, S. de R. L para la ejecución del proyecto “Canalización y Obras de Protección del Río Aguan, sector Durango, Departamento de Colón”, por un monto de 91.975,625.00 Millones de Lempiras, y pese a que esta  empresa incumplió el tiempo de tres (3) meses calendario pautados en el contrato, en el año 2012 SOPTRAVI le otorga una ampliación por un valor aproximado de 50 Millones de Lempiras.

 

Por su parte, la empresa INCHOZ encargada de la supervisión de las obras, nuca realizó dicha acción, lo cual fue constatado no solo por las organizaciones comunitarias que de ello estuvieron pendientes, sino también por las tres visitas realizadas por el Tribunal Superior de Cuentas, que a la vez verificaron la mala calidad de la obra y materiales utilizados en el cierre del boquete, lo cual dejó en evidencia que no hubo una eficiente evaluación del potencial destructivo del río.

 

A la fecha las comunidades siguen padeciendo el daño ecológico-sanitario provocado por el continuo desplazamiento de las aguas dulces por agua salada en las lagunas que eran alimentadas por el Río Aguán, con evidente destrucción de la flora, fauna y biodiversidad del entorno.

 

Hay severos daños ocasionados por la corriente del río Chapagua, muchas viviendas y propiedades ubicadas a orillas del que fuera su cauce normal, han sido destruidas, porque el caudal del referido río Chapagua se ha ensanchado por la afluencia de las aguas provenientes del rio Aguán a raíz de la desviación de su curso aguas arriba,  pudiendo observar en el trayecto, los vestigios de lo que alguna vez fueron viviendas y el riesgo en que se encuentran las casas situadas en los bordos, que constantemente están siendo socavados por la fuerza de la corriente, especialmente durante las crecidas, con igual infortunio para los predios que, habiendo estado a orillas del Chapagua, ahora se encuentran bajo las aguas del rio Aguán.

 

La magnitud de este suceso la pudimos apreciar en lo que era un vado del camino principal a Santa Rosa de Aguán, que a la altura de la aldea Vista Hermosa, lo constituía una plancha de concreto de unos 15 metros de largo, emplazada sobre un afluente del Chapagua, que es por donde ahora fluyen las aguas del rio Aguán, con un ensanchamiento del cauce de aproximadamente 150 metros, cuya  corriente, aparte de impedir el tránsito vehicular, amenaza con seguir destruyendo las viviendas del poblado de Vista Hermosa.

 

En lo atinente a la presencia de óxido ferroso en las aguas, en la comunidad de Dos Bocas pudimos apreciar indicios de ello en las columnas y paredes exteriores de una pila elevada de abastecimiento de agua.

 

A poco más de 3 Kilómetros al Oeste del puente del Rio Aguán, instalado en la carretera principal que conduce a la ciudad de Trujillo, se encuentra el boquete donde han sido desviadas las aguas de este Rio, pero de las obras que se construyeron para taparlo, solo quedan algunos vestigios, lo cual deja en mal predicado, tanto la obra realizada como la calidad de los materiales empleados, tal como lo denuncian los afectados, pero no podemos calificar los trabajos de la supervisión, porque no se ha tenido acceso a sus informes y en el sitio no hay testimonios físicos de su intervención.

 

Acompañamiento solidario de la  ODECO

 

Por petición formal de varias organizaciones de las zonas afectadas, principalmente la Comunidad Garífuna de Santa Rosa de Aguan, así como la Comunidad de Chagua; ODECO, acompaña la búsqueda de soluciones positivas y definitivas a la horrible situación medio ambiental que sufren miles de compatriotas hondureños afectados por la irresponsabilidad, voracidad, mezquindad y falta de conciencia de personas poderosas (cuyos nombres aún no han sido publicados), en complicidad con funcionarios del Gobierno de Honduras.

 

Se han realizado múltiples acciones y gestiones con varias instituciones del gobierno con el propósito de encontrar respuestas rápidas y definitivas a la urgente problemática planteada y formalmente constada por funcionarios y funcionarias del Instituto Nacional Agrario INA, Gabinete de Infraestructura Productiva INSEP, Secretaria de Justicia, Derechos Humanos, Gobernación y Descentralización, Comisionado Nacional de los Derechos Humanos CONADEH, Secretaria de Inclusión Social SEDIS – DINAFROH, Secretaria de Recursos Naturales, Energía y Ambiente SERNA, COPECO, CESCO, ICF, Fiscalía de Protección de las Etnias y Patrimonio Cultural, Alcaldía Municipal de Santa Rosa de Aguan, Alcaldía Municipal de Trujillo, Gobernación Política de Colón. Merece importancia destacar el papel facilitador del Director del Instituto Nacional Agrario INA, cuya participación ha sido fundamental para los diálogos y acuerdos alcanzados hasta la fecha.

 

Promesa del Director General de Carreteras

– INSEP, Ingeniero Walter Maldonado

 

El pasado lunes 20 de abril, el Director General de Carreteras Ing. Walter Maldonado, finalmente y después de varias gestiones, se presentó al lugar denominado el boquete, que es la obra impune que está perjudicando a miles de personas y familias hondureñas, en presencia de funcionarios locales, departamentales, regionales, nacionales, medios de comunicación y dirigentes comunitarios, manifestó que ya contaban con los recursos económicos, que las maquinarias estarían iniciando los trabajos para resolver el problema, durante la segunda semana de mayo de 2015. Esta promesa sigue sin cumplirse.

 

Crimen Ambiental, Complicidad e Impunidad…

 

No obstante, de que hasta ahora no se ha formalizado una Denuncia contra el Estado de Honduras, por el crimen ambiental cometido en el río Aguán, con consecuencias sobradamente conocidas en contra de seres humanos, la situación ya es del conocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, en una audiencia concedida por su Secretario Ejecutivo, en la ciudad de Washington, en septiembre de 2014, posteriormente en la ciudad de La Ceiba, en diciembre del 2014. Queda por develar ¿Quiénes son los empresarios privados y los funcionarios públicos responsables de desviar el río Aguán de su cauce natural?

 

Las asambleas comunitarias celebradas en Chapagua, Municipio de Trujillo y Dos Bocas, Municipio de Santa Rosa de Aguan, los días 13 y 14 de mayo de 2015, son esperanzadoras, las movilizaciones para la defensa y promoción de los derechos humanos son impostergables…

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